Cuando calienta el sol allí, en la playa… y uno está de vacaciones, pues es algo que está muy bien. No así cuando está dentro de su casa, su negocio o su oficina y el sol de verano hace que el termómetro suba más allá de lo deseable o lo haga la factura del aire acondicionado.
Con un buen diseño de los edificios teniendo en cuenta su orientación, ya que no es ni remotamente parecido lo que pasa con una ventana en una fachada Norte a lo que pasaría con esa misma ventana en una orientación Oeste y con una buena estrategia de protección solar es posible conseguir un alto grado de confort térmico en verano sin necesidad de recurrir a sistemas de climatización o, en todo caso, empleándolos con un mínimo coste energético.
El vidrio tiene una curiosa propiedad: deja pasar la luz del sol… o eso parece. El vidrio, en realidad y hablando con propiedad, es transparente a la luz visible. Pero la radiación solar se compone de un espectro infrarrojo (con una longitud de onda mayor que el rojo), un espectro visible comprendido entre el rojo y el violeta y un espectro ultravioleta (con una longitud de onda menor que el violeta).
Más allá del rojo, infrarrojo. Más allá del violeta, ultravioleta.
Pues bien, el vidrio es transparente a la luz visible y a las zonas de los espectros extremos más cercanas a ella. Esto quiere decir, que deja pasar la luz que vemos, los ultravioletas de longitud de onda más larga y los infrarrojos de longitud de onda más corta. Pero resulta prácticamente opaco al resto de ultravioletas e infrarrojos.
Cuando un rayo de sol incide en una lámina de vidrio, parte de esa luz es reflejada, parte absorbida por el propio vidrio y parte lo atraviesa sin problemas. Cuando esta luz solar es recibida por los elementos de dentro de una estancia éstos se calientan debido a los infrarrojos de longitud de onda más corta, emitiendo a su vez radiación infrarroja, pero de la parte del espectro con mayor longitud de onda y, recordemos, el vidrio es opaco en este caso con lo que reflejará esta energía haciendo que la temperatura del interior aumente cada vez más.
Es lo que viene a llamarse efecto invernadero: entra un tipo de onda -infrarrojo de longitud de onda corta-, se transforma en otra (infrarrojos de longitude de onda larga) y ya no puede salir.
Por tanto, aunque en los últimos añós se ha hablado mucho y se ha gastado mucho en la investigación sobre vidrios de baja emisividad, la realidad es que para proteger de manera eficiente un paño de vidrio hay que hacerlo de manera que el sol no incida en su superficie.
Protección solar exterior con venecianas de aluminio
Todo lo que se ponga detrás del vidrio (cortina enrollable, cortina clásica, persianas, venecianas, láminas adhesivas, etc) prácticamente no tendrá ninguna eficacia. Por el contrario si evitamos que el sol llegue al vidrio cortaremos de raiz y, en general, de manera económica, el efecto invernadero.
Existen numerosas vías para lograrlo: seguramente el sistema que más y mejor control solar proporciona es el de las venecianas para exterior, que no son otra cosa que un sistema de lamas horizontales de aluminio -con distintos perfiles- que pueden recogerse y orientarse. Actualmente existen controles domóticos que mediante un cuadro de control dan infinitas posibilidades a la hora de programarlas, automatizarlas en función de los parámetros proporcionados por los sensores de luz y viento y de actuar sobre su comportamiento.
Con un toldo corredero se crea un ámbito de sombra
Pero también hay una enorme gama de soluciones alternativas: toldos de brazos, toldos planos correderos, pantallas solares verticales guiadas por cables, velas fijas o enrollables…
Toldo vertical guiado por cables.
Una inversión en este tipo de sistemas de proteción solar redunda en un incremento del confort en el interior y un notable ahorro energético.
En MOI somos especialistas en todo tipo de sistemas de oscurecimiento. No duden en consultarnos si tienen cualquier duda al respecto.